Supongo que a estas alturas, hablar de Bioshock será una tontería, todo aquel que ande por este mundillo lo habrá acabado, probado, o al menos habrá oído hablar de él. Gustara más o menos, pero ha sido una de las referencias de esta generación de consolas. A Bioshock le siguió una secuela no tan brillante y ahora la tercera entrega, apodada Infinite, está en camino. Aunque ya veremos como acaba la cosa, porque la fuga de talentos en el equipo que lo desarrolla empieza a ser preocupante.
Irrational Games es el estudio que está detrás de Bioshock Infinite, y por lo que se ha sabido, Don Norbury y Clint Bundrick han dejado el estudio. Ellos eran los responsables de la IA y el diseño de combates. Al parecer, ambos se han ido a Microsoft, uno como diseñador senior y el otro como SDE senior. En realidad esto no sería tan preocupante si no fuera porque a principios de año ya se fueron Nate Wells y Tom Gerriston, director de arte y productor de desarrollo respectivamente.
Y estas son las caras conocidas, los que sabemos, ya que luego estarán los que se han ido por la puerta de atrás sin hacer ruido. Para compensar un poco, el estudio ha estado reclutando, pero el único destacable que ha llegado es Rod Fergusson, antiguo director de producción de Epic Games, que dio el salto en agosto. Así que la pregunta obligada es: ¿qué está pasando en este estudio? ¿La gente se va porque las ofertas que les hacen mejoran lo que ya tienen, por discrepancias con el equipo, o tal vez son las ratas que abandonan el barco antes de hundirse?
Hay muchos rumores, pero nada confirmado. Desde posibles problemas económicos, hasta problemas con el desarrollo del juego. De hecho, Bioshock Infinite inicialmente debería haber salido a finales de este año 2012, pero se ha retrasado hasta febrero de 2013. También se canceló el multijugador, que inicialmente iba a venir incluido. Problemas y rumores, dos cosas que juntas no suelen traen nada bueno. Esperemos que a pesar de todo Bioshock puede acabar viendo la luz, porque por lo visto hasta el momento, tenía muy buena pinta.
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